La elaboración de pan era uno de los oficios más comunes; por lo general, involucraba a toda la familia. Su preparación implicaba dos actividades: el molido de granos y cereales para elaborar la harina, y el horneado.
Los molinos se ubicaban en la ciudad. Algunos de los más importantes fueron el molino de San Nicolás y el molino del Batán. El molino era un espacio importante, ya que de las harinas dependía la gastronomía y la dieta otavaleña.
El oficio de panaderas era ejercido por las mujeres. Las panaderas mestizas elaboraban distintos tipos de pan: ingertos, pan mestizo, quesadillas, pan de agua, pan especial, bizcochos, tortillas, empanadas, pan de rosca y buñuelos, que se vendían en días específicos. Las panaderas indígenas, por su parte, horneaban panes en forma de caracoles, caballitos, urpis, guaguas, trenzas, sobre todo en vísperas de celebraciones importantes como San Juan o Finados.